"Texturas del agua"
La serie fotográfica “Texturas del agua” de Selu Pérez está llena de sorpresas y para comprobarlo sólo hace falta que nos detengamos ante ella con curiosidad.
La primera sorpresa es el propio título que nos lleva al laberinto de las paradojas: una textura se puede tocar, pero esto no es posible si nos referimos al agua, por tanto estamos ante una imagen que sólo se puede ver ya que al ser tocada desaparece. Esta contradicción intrínseca en el título parece intencionada y con ella el autor parece estar hablándonos de deseos inalcanzables.
La siguiente sorpresa es la presentación de las obras como un puzle de imágenes que se pueden ver con un golpe de vista. Esta manera de mostrárnoslas les aporta un poder hipnótico, similar al de un caleidoscopio, dándole con este recurso continuidad al discurso en torno al deseo: como pasa con el juguete de los cristales de colores, al que siempre queremos darle una vuelta más, al contemplar estas fotografías, nos invade la sensación de que necesitamos ver más.
Con “Texturas del agua” se nos está hablando de la fuerza del deseo de apoderarnos de todo lo bello: aun sabiendo que si tocamos esas texturas se rompe el hechizo, es seguro que lo haríamos. Tal vez Selu Pérez con sencillez nos esté hablando de su pasión por apoderarse del momento que pasa y que se nos escapa entre los dedos como lo haría el agua de estas imágenes si quisiéramos apropiárnosla. Las fotografías que componen esta colección son una metáfora de la fuerza del deseo, de la naturaleza efímera de la belleza y, sobre todo, de la imposibilidad de poseerla.
PEDRO GABO